Nada es para siempre. Las cosas se estropean, pasan de moda o dejan de ser útiles. Por ello, cada vez más las empresas buscan formas de alargar el ciclo de vida de un producto concreto para que pueda permanecer más tiempo en el mercado y en nuestras vidas. Esto no solo nos beneficia económicamente como consumidores, sino también ayuda a generar menos residuos, siendo más respetuoso con el medioambiente. Sin embargo, alargar la vida de un producto no siempre es posible. Descubre más sobre este asunto a continuación y recuerda que puedes especializarte con nuestro Máster en Innovación y Emprendimiento.
Índice de contenidos
¿Qué es el ciclo de vida de un producto?
Antes de aclarar este concepto, vamos a ver en profundidad qué es un producto. Sabemos lo que estás pensando, pero para entender bien este concepto, es muy importante pensar en la definición de un producto para entender qué requiere para no caer en el olvido y así, terminar con su ciclo de vida. Philip Kotler definía un producto como aquel bien que se destina a satisfacer las necesidades, intenciones o problemas de consumidor. En este sentido, existen infinidades de productos que nos facilitan la vida, por lo que la lista es interminable. Y es que aunque parezca algo lógico, la constante evolución del mercado y la digitalización contribuyen a que los productos cada vez tengan ciclos de vida más cortos. Puede que sea porque cambiamos a menudo de necesidades, porque nos volvemos más exigentes, consumistas o porque simplemente nos hemos cansado de un determinado objeto y lo reemplazamos por otro.
El ciclo de vida de un producto es el conjunto de etapas que atraviesan los productos y/o servicios que comercializa una empresa desde su lanzamiento hasta su retirada del mercado. Pero, ¿todos los productos tienen ciclo de vida? La respuesta es que sí. Sin embargo, siempre puede alargarse el ciclo de vida de un producto.
¿Cómo alargar la vida de un producto?
Dentro de una empresa, es imprescindible innovar y emprender continuamente. De hecho, crear estrategias ligadas a un determinado producto, puede ayudarnos a alargar su vida. Para ello podemos:
- Renovar el producto, mejorando su imagen, packaging o identidad
- Añadiendo algunas mejoras al producto, lo que ahorrará costes y permitirá darle salida de nuevo al producto
- Ampliando la gama de manera que el nuevo producto complemente al ya existente
Fases del ciclo de vida de un producto
Por regla general, la vida de un producto se fragmenta en las siguientes fases:
1. Desarrollo
La primera fase consiste en sacar papel y lápiz y plasmar ideas. En esta fase se debe elaborar una personalidad concreta para el producto, el mensaje que debe transmitir, el packaging que tendrá o por ejemplo el eslogan. Una vez se haya desarrollado la idea del producto, es un buen momento para crearlo e introducirlo al mercado.
2. Introducción
El siguiente paso es ir midiendo poco a poco como van surgiendo las ventas. Recuerda que para que un consumidor compre un producto, debe sentirse identificado con él. Esto le llevará tiempo. Sin embargo, cuando más se popularice, más rápido crecerán las ventas. Aquí entran en juego a las acciones de marketing y comunicación para aumentar la notoriedad de su oferta y conquistar a sus primeros clientes. También es imprescindible crear buenas campañas de publicidad o realizar ofertas promocionales.
3. Crecimiento
Esta fase hace referencia al período de aceleración de las ventas. Este incremento permite el retorno de las inversiones realizadas, sobre todo, en la primera fase. Normalmente, cuando un producto llega a la fase tres, es porque sus ventas han aumentado y los clientes llegan hasta él desde diferentes canales. en este punto hay que estar al tanto de la competencia, ya que hay una gran posibilidad de que lancen versiones similares del producto pero con precios más bajos o atributos originales.
4. Madurez
Cuando las ventas se empiezan a ralentizar y a estabilizar en el mercado significa que un producto ha llegado a la etapa de madurez. En esta fase es cuando los emprendedores o creativos se rompen la cabeza para ver si pueden hacer algo por aumentar de nuevo las ventas. Sin embargo, muchas veces se olvida que esta fase es la que más beneficios aporta. Por tanto, es en la fase de madurez en la que se debe defender este producto, rediseñando las campañas de publicidad y ajustando el precio en caso de que sea necesario. El objetivo es que el producto sea rentable para la empresa, por eso hay que defender su posición.
5. Declive o desaparición del producto
Por último, cuando las ventas bajan significativamente, los clientes comienzan a adaptarse a nuevas alternativas. También puede ser porque los intereses de dichos consumidores hayan cambiado y les lleve a no consumir más dicho producto, conduciendo a un declive o desaparición total del producto en el mercado.